Majaderos ilustres (Irene Ferb)

Majaderos ilustres (Irene Ferb)

Hay cosas que nunca cambian… ejemplos: la gasolina huele o mal—huele a gustos, en temporada preelectoral importamos a los políticos —el resto de temporada ni se acuerdan que somos los que votamos—, y que mi perra ladra cada vez que sale el vecino. El universo que hemos creado —yo no, yo nací y punto— funciona así. Con esto no quiero dejar un mensaje peyorativo de las cosas que nunca cambian, esa no es mi idea, porque esas experiencias fijas son las que le orientan a uno. Si mi perrita no ladrará no conocería los movimientos de mi vecino…

¿Por qué suelto esta parrafada? Porque ha llegado a mis manos un ejemplar de Majaderos ilustres de Enrique Gallud Jardiel, y al perderme en sus ilustres majaderías he sentido que estaba en casa —lo estaba, pero es en el sentido poético—. Volvían a mis neuronas —que tiran a románticas— frases embrolladas con arte, sorna a raudales, locuras que no se le ocurren a los locos y un humor tan característico como valioso y necesario. Creo que por primera vez si alguno de esos importantes ancestros de nuestra civilización levantará la cabeza para leer el capítulo donde es protagonista en Majaderos ilustres, le diría al autor:

—No has dado ni una, como todos los que escriben sobe mí, pero ¡lo que me he reído!

Enrique reinventa la historia, sin más afán que el de divertirte con sus mofas. Consigue que te le imagines escribiendo y que cuando llegas a escenas como la siguiente del Dr. Livingstone y su porteador en la selva, le visualices con una sonrisa frente a su ordenador:

LIVINGSTONE.—Me servirás el té.

PORTEADOR NEGRO RESIGNADO.—¿En la selva, bwana?

LIVINGSTONE.—¡Pues claro!

PORTEADOR NEGRO RESIGNADO.—¿Y de dónde voy a sacarlo?

LIVINGSTONE.—¡Qué pregunta tan absurda! ¿Pretendes que yo la responda?

PORTEADOR NEGRO RESIGNADO.—Con todo respeto, sí, bwana.

         Y retomando mi preámbulo, me reitero, hay cosas que nunca cambian, el estilo de Enrique Gallud Jardiel es una de ellas, y por todas las majaderías, ¡qué nunca deje de ilustrarnos!

Majaderos ilustres, un tesoro por menos de veinte euros (y así le dais salida a los nuevos billetes).