Las armas en la iconografía hindú

Las armas en la iconografía hindú

Las armas de combate son uno de los símbolos más frecuentes en la iconografía india, donde aparecen muchos dioses en posturas de combate, atacando a demonios o simplemente haciendo ostentación de su poder. Los dioses tienen todos ellos varias armas características y en ocasiones las muestran todas a la vez, ya que se les representa con numerosos brazos, como signo de omnipotencia. La peculiaridad es que estas armas tienen todas ellas una simbología espiritual. No hacen simple referencia a los aspectos belicosos de las deidades o a sus habilidades guerreras. No son meros símbolos de violencia. Por el contrario: son indicio de unas formas de avance espiritual en las que se han de ir venciendo defectos o vicios. Las técnicas para hacerlo son las que quedan representadas por estos instrumentos de guerra.

Estas armas divinas reciben el nombre genérico de astra. Están dotadas de poderes sobrenaturales y son poderosos símbolos del mundo interior y espiritual. Generalmente van asociadas a dioses específicos, de manera que el arma evoca al dios que la porta. En manos de los dioses suelen indicar la derrota de la ignorancia.

 

LA LANZA

Vela, sáns., «lanza».

Se trata de un instrumento de no muy grandes dimensiones, de hoja lanceolada y sin adornos.

La lanza significa penetración de mente y amplitud de miras. Es la profundidad de conocimiento que destruye al demonio de la ignorancia. Representa la discriminación y la percepción espiritual. Su hoja es afilada, larga y penetrante, como debe ser nuestro conocimiento. Es lo que nos lleva de la ignorancia al conocimiento y del pecado a la pureza. Sirve también como signo del poder de protección, que nos salvaguarda en la adversidad.

Se halla relacionada con el simbolismo del eje. Puede considerarse también un símbolo fálico y el rayo solar en torno al cual surge la creación.

Aunque varios dioses son portadores de lanzas, quien la ostenta de una manera más manifiesta es Kârttikeya, el dios de la guerra, hijo de Shiva, al que se venera especialmente en el sur de la India bajo los nombres de Skanda, Murugan o Subrahmaniya.

 

EL LAZO

Pâsha, sáns., «nudo».

Se trata de una soga gruesa, de la que se muestra únicamente en iconografía la parte en que se curva y que forma la lazada propiamente dicha.

Simboliza el conocimiento, la fuerza poderosa del intelecto que atrapa y retiene con fuerza a los objetos. Negativamente es todo aquello que limita al alma y evita que manifieste todo su potencial.

Diversos dioses muestran el lazo como una de sus armas, entre ellos Brahmâ, el creador del universo, y Shiva, el destructor. El primer dios védico al que se le atribuye es Varuna, el dios de las aguas, que porta el nâgapâsha («lazo de serpiente»), un arma mortífera con la que castiga a los transgresores de la ley.

Popularmente es más famoso el lazo de Yama, dios de la muerte y soberano de los infiernos. Con él ata la parte inmortal de los seres vivientes para llevarla luego a su reino. Este lazo recibe el nombre de kâlapâsha («lazo negro»).

 

EL ARCO

Dhanus, sáns., «arco».

El arco indio suele ser de gran tamaño, de la altura de una persona o incluso superior.

En un sentido general, el arco y la flecha simbolizan la fuerza de voluntad, aunque existen varios arcos asociados a diferentes dioses con una simbología distinta.

El más famoso es el llamado pinâka («causa de lamentación»), relacionado con Shiva en su aspecto primitivo de Rudra, el cazador, amo de los bosques y de los animales salvajes. Con él destruyó Shiva la ciudad demoníaca de Tripura. Después, fue roto por el príncipe Râma —la séptima encarnación de Vishnu— en una competición para obtener la mano de la princesa Sîtâ, tal y como se describe en la epopeya del Râmâyana. Recibe también el nombre de bhavachâpa («arco de la existencia»). Simboliza la mente que lanza flechas, las cinco facultades de los sentidos.

El arco del dios Vishnu simboliza el poder de la ilusión. Se llama sâranga («bello»). En la epopeya del Mahâbhârata aparece también otro arco legendario, el gândîva («hecho de caña de azúcar»), arma del príncipe Arjuna. Fue dado en primera instancia por el dios Brahmâ al dios Prajâpati y de él a Indra, a Chandra y a Varuna, quien lo entregó a Arjuna. Era equivalente a cien mil arcos normales y estaba adornado con muchos colores. Arjuna lo empleó para destruir el bosque Khândava y después lo arrojó al mar para que volviera a la posesión de Varuna, dios de las aguas.

Kâmadeva, el dios del amor, posee también un arco famoso, llamado madanâyudha («la guerra del amor»), construido con una caña de azúcar y que arroja flores.

En la antigua India existía la costumbre de celebrar el dhanuryajña («sacrificio del arco»), un ritual en el que se bendecían los arcos de los guerreros y se hacía una exhibición del arte de la arquería.

Las flechas tienen también su sentido específico y se las asocia con los rayos del sol, conectando con los cultos solares pre-védicos. En cuanto elemento penetrante, la flecha es símbolo del pensamiento. También puede ser el símbolo de la superación de los problemas.

Cada deidad del panteón hindú tiene las suyas. Así, por ejemplo, bâna es una flecha que es atributo del dios Vishnu y que simboliza los sentidos. El dios del amor posee las denominadas pañchabâna («cinco flechas»), aunque en realidad su número es mayor.

 

EL RAYO

Vajra, sáns., «rayo».

Es semejante a un aguijón, de pequeñas dimensiones y color plateado.

Simboliza el control del espíritu sobre la mente y de la mente sobre la materia.

Se encuentra asociado a Indra, rey de los dioses y señor de las tormentas. El rayo de este dios se llama dambholi («el engañoso»).    Ganesha, dios de la inteligencia, también porta uno, de tres puntas, semejante a un tridente.

Entre las divinidades menores existe una diosa específica del rayo, Vidyut, a quien algunos no consideran una diosa separada, sino un aspecto de Indranî, la consorte de Indra.

 

EL FOCINO

Ankusha, sáns., «aguijón».

Es una aguijada de punta algo corva con que se rige y conduce al elefante o a cualquier otra montura.

Es un símbolo de la acción que se desarrolla para apartar los obstáculos del camino espiritual. Es también la fuerza que aleja de nosotros las cosas negativas.

El focino es uno de los atributos y armas del dios Shiva, aunque también Ganesha, dios de la inteligencia, lo emplea.

 

EL DISCO

Sudarshana, sáns. su, «bueno», «bello», y darshana, «hermoso»: «hermoso de ver».

Es un disco arrojadizo de oro, en forma de rueda dentada.

Es un símbolo solar, sus radios son los rayos y se encuentra asociado al dios Vishnu. Representa al cosmos, que se halla en su mano, en su poder y en donde todo está unido. Es también representación de la inteligencia que vence a la ignorancia.

Se le suele denominar vaishnavâstra («arma vishnuita»). Según el mito, Vishnu se propuso ofrendar a Shiva, regalándole mil lotos y, como le faltara uno, se arrancó uno de sus ojos y se lo ofreció. Shiva, agradecido por su devoción, le dio el disco. Lo construyó Vishvakarman, el arquitecto celestial, con los rayos del sol. A partir de entonces a Vishnu se le conoce como chakradhara («el sostenedor del disco»), pues lo ostenta sobre el dedo índice de su mano derecha.

Yama, dios de la muerte, posee uno semejante, denominado kâlachakra («el disco del tiempo»).

Entre los devotos vishnuitas es costumbre tatuarse en el pecho este símbolo de su dios, que aparece también en las entradas de los templos dedicados a Vishnu.

 

EL HACHA

Parashu, sáns., «hacha».

Es un hacha de mango corto, hoja grande y doble filo.

Significa la manera en que Dios protege a las criaturas.

Varias divinidades la ostentan, teniendo en todas el mismo significado. El hacha de Indra, rey de los dioses, se llama tanka («pesada»). Shiva también aparece portando una.

Pero el dios más relacionado con este arma es Vishnu, quien encarnó como Parashurâma («el Râma del hacha»), un brahmán que fue el aniquilador de la casta de los kshatriya («guerreros»). El rey Kârtavîrya había llegado hasta la ermita del padre de Parashurâma y, en ausencia de éste, se había llevado a una ternera destinada al sacrificio. Parashurâma se indignó por este hecho y juró odio eterno a los kshatriya, tomó las armas y derramó la sangre de los hijos de Kartavîrya y tras ellos la de toda su casta.

 

LA MAZA

Gadâ, sáns., «maza».

Es un arma de mango largo, con un extremo en forma esférica. Suele ser de color dorado.

Aunque en Occidente representa la fuerza bruta, la maza india es el poder para el conocimiento, la fuerza que vence a la lujuria y a las debilidades del cuerpo. Simboliza la ley y la disciplina interior que puede acabar con las aflicciones externas, sean mentales o físicas.

Los dos dioses principales del hinduismo la portan. Shiva posee una llamada khatvânga («la que va sobre el hombro»), hecha con huesos humanos y una calavera. La maza de Vishnu es de hierro, le fue regalada por Agni, dios del fuego, y se denomina kaumodakî («la luna llena».

 

EL TRIDENTE

Trishûla, sáns. tri, «tres», y shûla, «punta»: «de tres puntas».

Es una lanza larga, acabada en tres puntas, recta la central y curvadas las laterales.

Es un triple rayo solar y posee las características místicas asociadas al número tres, que es el número de lo perfecto, lo acabado y culminado. Se le han adjudicado gran cantidad de significados. Sus tres puntas vienen a significar las tres funciones de la divinidad: creación, preservación y destrucción, y los tres dioses de la trimûrti o trinidad hindú: Brahmâ, Vishnu y Shiva. Representa asimismo el pasado, el presente y el futuro, y los tres poderes fundamentales de la divinidad: ichhâ («deseo»), kriyâ («acción»), y jñâna («sabiduría»).

El dueño del tridente es Shiva, por excelencia. El dios aparece en muchas ocasiones portando diversas armas, pero la más importante es el tridente, llamado pâshupatâstra («arma del Señor de los animales»), uno de los aspectos más importantes del dios.

Según la leyenda, Shiva se lo entregó al príncipe Arjuna y su poder era tal que con él podía matar incluso a su propio maestro. Su origen es el ardor del sol y fue construido por Tvashta, el constructor divino.

El tridente es el emblema de todos los santones y renunciantes shivaítas y su origen es muy antiguo, habiéndose encontrado muestras en la civilización del Valle del Indo.