Castrato

Castrato

Para designar esta profesión se suele emplear generalizadamente el término italiano, por ser tradición en muchos temas relacionados con el mundo de la música. En España se les llamaba llanamente «capón», palabra genérica. Los castrati eran cantantes a los que se sometía a un proceso de emasculación para obtener una voz aguda de soprano, mezzo-soprano o contralto. De esta manera los varones conseguían una tesitura aguda que les permitía interpretar papeles femeninos en las óperas. La razón era que había una prohibición papal que impedía que las mujeres cantaran en escena.

La castración no era total. Se efectuaba destrucción suficiente del tejido testicular, pero sin llegar a cortar el pene. Esta traumática intervención se tenía que hacer a niños, antes de que les cambiara la voz, generalmente alrededor de los siete años. Hay muchos casos documentados de muerte por hemorragia o septicemia tras la intervención.

Estos infortunados solían ser huérfanos o provenían generalmente de familias pobres. Muchos ni siquiera tenían dotes para la música y muy pocos alcanzaban la fama. Los que acababan destacando, sin embargo, obtenían muy altas remuneraciones por sus interpretaciones. La costumbre se inició en el siglo XVII y ha habido castrati hasta principios del XX.

¿Sabías que no todos los países europeos aceptaron a los castrati y que en Alemania estaban prohibidas sus actuaciones? ¿Que probablemente el más famoso de todos fue el italiano Carlo Broschi, más conocido como Farinelli, sobre el que hay una película biográfica? ¿Que muchas mujeres de la alta sociedad solicitaban los favores sexuales de los castrati por la imposibilidad de quedar embarazadas?