Cuentos populares de la India (Irene Ferb)

Cuentos populares de la India (Irene Ferb)

¿Quién dijo que los cuentos son para niños? Hubo de ser un ser sin imaginación, aburrido y tan adulto que cada año que cumplía le sumaban cinco más, como si lo viera…

Hoy os vengo a hablar del nuevo libro de Enrique Gallud Jardiel, un hombre que escribe tanto que el Microsoft Word se ha inventado por él (el Amazonas y sus árboles temblaban cuando oían su nombre). Un hombre que teclea y teclea hasta el alba y en ese momento en el que la madrugada se transforma puntualmente en mañana, él, sigue escribiendo.

Esta vez nos propone un libro de cuentos infantiles de la India, un tema que maneja como nadie, (excepto cinco o seis sabios de la India). Y yo, cansada de realidades, una noche me decidí a leerlo. Para mí  “cuento” y “noche” forman un tándem inseparable, pero cada uno que lo lea cuando más le apetezca.

Ya os digo que todo lo que escribe este hombre es para leerlo, ni se os ocurra pasar de una de sus creaciones.

Por tanto, me tumbé, (yo leo tumbada, pero no es necesario adoptar esta postura), y el libro empezó por la historia de unos monos y un collar… y pensé: ¡hay que ver lo que miente la gente para no pasar un mal rato!

Me incorporé un poco.

Continúe con la historia de un elefante descrito por cuatro ciegos y me dije: ¡qué importante es la perspectiva!

Subí la almohada para leer más incorporada… la cosa se ponía interesante.

Leí y leí hasta llegar a unas pulgas que ocupaban una cama real y si pillo al escritor en ese momento… dejémoslo ahí, (os lo tendréis que leer para entenderme).

Y me desvelé hasta que lo terminé, después tuve unos sueños de lo más creativos y felices.

Y por eso he decidido hablaros de este libro de cuentos, porque merece la pena leerlo. Es un viaje a la India y a su cultura. Advertiréis que en cuentos se asemeja a la nuestra, pero con un toque de diferencia propinado por ese regustillo exótico y lejano, tanto, como el Oriente. Cuentos populares de la India se completa de valores, de metáforas y de risas. Con calidad, con mucha calidad y con unos dibujos como los de antes y no una esponja amarilla como los de ahora (que me perdone Bob)…

Os lo recomiendo, a vosotros, y claro está, a vuestros hijos.